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Brasil se ha planteado objetivos ambiciosos en su Plan Nacional de Educación (PNE) 2011-20201: i) universalizar la atención escolar para la población de 15 a 17 años en 2016; ii) universalizar la Enseñanza Fundamental (EF) de 9 años para toda la población de 6 a 14 años; iii) alfabetizar a todos los niños hasta los 8 años de edad; iv) garantizar que todos los profesores de la educación básica tengan formación de nivel superior; y v) mejorar los indicadores de desempeño escolar, entre los más importantes. Sin embargo en términos de sus principales variables de flujo, cobertura y calidad, la educación en Brasil, presenta un panorama regional diverso. La región norte, a la que pertenece el Estado de Pará (EdP), y nordeste presentan condiciones peores que otras regiones del país2. El EdP es el segundo estado en términos de superficie y que abarca 15% del territorio brasilero, tiene una población de 7,6 millones (Censo 2010, Instituto Brasilero General de Estadística - IBGE), de la cual 70% reside en zonas urbanas. El EdP, debido a su gran extensión, peculiar geografía con vías de accesos complejas y a las distancias entre sus municipios, enfrenta grandes desafíos de logística y movilidad. Se estima que hasta 2016 serán invertidos cerca de US$65 billones en 46 proyectos en el sector de minería, siderurgia, agropecuario, transporte y turismo que generarán 161 mil empleos3. Sin embargo, el bajo nivel de calificación de su mano de obra, sólo 54% alcanza a la EF y apenas 5% tiene educación superior, sumado a la falta de programas de capacitación vinculados a las demandas productivas y al desarrollo de habilidades básicas y técnicas y débiles sistemas de intermediación son un obstáculo para aprovechar plenamente esta inversión4
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